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Manjuyod Sandbar, Negros Oriental, Philippines |
¿Podemos tener una norma de gusto que es única/ singular y
universal al mismo tiempo? Esto no sería una tarea
difícil para aquellos que se adhieren a una norma de juzgar o evaluar la
belleza sobre la base de criterios objetivos. Pero la pregunta más difícil es:
¿Podemos tener una norma única/ singular y universal del gusto,
sin negar o discriminar la existencia de los variados o
diferentes gustos válidos? Este fue el reto que David Hume trataba de responder.
¿Tuvo éxito en su esfuerzo- la unificación de estas ideas contrarias?
David Hume fue un firme defensor del empirismo y el
subjetivismo. Se proponía que el sentimiento, no el pensamiento, nos informa de
que un objeto es bello o feo, o que una acción presenta virtud
o vicio. Para él, la belleza no está en el objeto mismo,
sino en el sentimiento de quien lo percibe. Además, consideraba que
el sentimiento es anterior a, y la base de cualquier expresión
posterior de alabanza y admiración. Incluso afirmaba esta tesis extrema: el sentimiento es la única fuente de valores que rigen la actividad
humana.
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Dakak, Zamboanga del Norte, Philippines |
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En su ensayo, Sobre
la Norma de Gusto, Hume reconocía la existencia de la “gran variedad de
gustos” y también de opiniones. Para él, la belleza no es una cualidad de las
cosas mismas. Decía que existe sólo en la mente que las contempla, y cada mente
percibe una belleza diferente. Por eso, dijo él, buscar la belleza real o la
deformidad real es una búsqueda tan infructuosa. Afirmaba que es inútil discutir
sobre gustos. En el párrafo 10, enumeró las circunstancias en que seríamos
capaces de juzgar la belleza con alcance universal: una perfecta serenidad
mental, ciertos recuerdos y una atención apropiada al objeto. En el párrafo 27,
reveló las dos fuentes de discrepancia que obstaculizaron su intención de lograr
establecer una norma del gusto y reconciliar las valoraciones discordantes de
los hombres: los diferentes temperamentos de los diversos hombres y los hábitos
y opiniones particulares de nuestra época y de nuestro país.
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Misibis Bay, Albay, Philippines |
A pesar de que reconocía la existencia de diferentes
gustos, sin negar su validez, Hume admitió que hay una necesidad
de buscar una norma del gusto y
así dijo él: “Es natural el que busquemos una norma del gusto, una regla con la
cual puedan ser reconciliados los diversos sentimientos de los hombres, o al
menos una decisión que conforme un sentimiento y condene a otro (párrafo/ par.
6).” Al tratar de encontrar una norma universal y única al mismo tiempo del
gusto, parece que Hume contradijo su propio subjetivismo y se alejaba a un algún
tipo de realismo normativo cuando afirmaba
lo siguiente: "Parece, entonces, que en medio de toda la variedad y
capricho del gusto hay ciertos principios generales de aprobación o censura
(pár. 12).” Y admitió también que “los principios generales del gusto son
uniformes en la naturaleza humana (párentes gustos
y reiteraba que todos los gustos son correctos: “Todo sentimiento es
correcto, porque el sentimiento no tiene referencia a nada fuera de sí y es
siempre real en tanto un hombre sea consciente de él ( pár. 7 ).” Y en otra parte seguía con su
tesis subjetivista, “Un millar de sentimientos diferentes, motivados por el mismo objeto, serán todos ellos
correctos, porque ninguno de los sentimientos representa lo que realmente hay
en el objeto (pár. 7).” En ese mismo párrafo, atestaba que “cada individuo debería
conformarse con sus propios sentimientos sin pretender regular los de otros.”
Parece que contrapone a sí mismo porque para tener una norma de gustos, hay que
regular los de otros, como él mismo dijo, confirmar unos sentimientos y condenar a otros.
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Aloguinsan, Cebu, Philippines |
¿Cómo llegaba él a esa norma de gusto después de estos
problemas? El empirista inglés identificaba la norma del gusto como el consenso o
el veredicto conjunto de los críticos de verdad: “… el veredicto unánime de tales jueces,
dondequiera que se les encuentre, es la
verdadera norma del gusto y de la belleza (pár. 22).” Hume, sin
embargo, dejaba claro que no todos podrían ser críticos, porque la mayoría
carece de las cualidades de juez, y afirmaba más adelante: “La mayor parte de
los hombres se halla bajo una u otra de estas imperfecciones (pár. 22).” ¿Cuáles
son estas imperfecciones? Cuando un crítico no tiene delicadeza, no está
auxiliado por la práctica, no ha recorrido a la comparación, se halla bajo la
influencia de los prejuicios y carece de buen sentido, tal crítico está
incapacitado de juzgar verdaderamente. Y dijo también en otra parte: “Muchos
hombres hay que abandonados a sí mismo, no tienen más que una débil y dudosa
percepción de la belleza (pár. 26).” A continuación, identificaba las cinco cualidades esenciales que un
buen crítico debe poseer: un juicio sólido, unido a un sentimiento
delicado, mejorado por la práctica, perfeccionado por la comparación y libre de
todo prejuicio (pár. 22). Él, sin embargo, nos recordaba que estas
condiciones de lograr el buen gusto significa que sólo unos pocos serán
calificados como jueces de cualquier obra de arte específica: “… aunque
los principios del gusto sean universales… sin embargo son pocos los
cualificados para emitir un juicio sobre una obra de arte o establecer su
propio sentimiento como la norma de belleza (pár. 22).” Con estas Hume aseguraba que la
norma del gusto no es simplemente una convergencia democrática y indiscriminada
de gusto. Hume quiso proteger a la belleza de cualquier vulgaridad o
degradación que es propio de la mayoría de la gente, como él mismo afirma. Y admitió también que “aunque sean escasos los hombres
de gusto delicado, se les distingue en la sociedad por la solidez de su
entendimiento y la superioridad de sus facultades sobre el resto de la humanidad
(pár. 26). Él mismo aseguraba
que esta norma del gusto, el acuerdo de excelentes
artistas, no importa cuáles son los resultados, es la verdadera norma del gusto que él busca.
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Britannia Islands, Surigao del Sur, Philippines |
Hume se jactaba de que la búsqueda de la norma del gusto no es
una ardua tarea: “Pero en realidad la dificultad de encontrar la norma
de gusto, incluso en casos particulares, no es tan grande como parece (pár.
25).” Pero hay una gran
cantidad de inconsistencias en sus argumentos. Su objetivo inicial fue encontrar
una regla por la cual los sentimientos contradictorios o los gustos pueden ser
reconciliados(cf. par.6). En la otra parte del ensayo, sin embargo,
reconoció que estas diferencias de gusto son indispensables,
como todos los sentimientos/ gustos son correctos (cf.
par.7).Al principio se trata de normas del gusto que puede servir como un
estándar, pero más tarde se propone que las obras que ganan la aprobación universal
son normas por derecho propio. Al admitir que hay grados de perfección y
haciendo hincapié en la necesidad de comparación (párrafo20), Hume tiene que creer que existe una perfección ideal. Esto sería una
conversión total del empirismo y el subjetivismo que defendió valientemente.
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Tandang Island, Northern Samar, Philippines |
Ya que a menudo se invertió en sus argumentos, parece
que Hume proponía dos objetivos diferentes y recomendaba dos normas
opuestas. Por otra parte, el círculo vicioso en sus argumentaciones parece
consistir en lo siguiente: los críticos son buenos en términos de las bellas
artes, las obras de arte son buenas en términos de buenas
críticas. No está claro, por lo tanto, cuál hace que uno sea bueno. Al admitir que los desacuerdos fundamentales no
pueden ser eliminados: "…entonces la
diversidad de opinión es inevitable, y en vano buscaremos una norma con la que
conciliar los sentimientos contrarios (pár. 27),” contradice su
propio propósito por qué escribió este ensayo: llegar a
una norma del gusto que concilie todos los sentimientos diversos. Aparte de
esto, su supuesta norma del gusto tiene la perspectiva elitista ya que se reserva
esta a unos pocos que tienen la educación y la riqueza. Sólo ellos del grupo
selecto, en consecuencia, podrían poseer un gusto
refinado y bueno. Parece que la verdadera belleza sólo puede ser percibida por aquellas
personas con un gusto refinado.
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Pearl Farm, Davao del Norte, Philippines |
Con todas estas inconsistencias y por contradecirse a sí mismo,
parece que la búsqueda de Hume de una verdadera norma del gusto
ha fracasado porque al final, Hume no tuvo esa norma de gusto difícil de alcanzar. Al hacer caso omiso del principio de no contradicción
(tal vez inconscientemente), David
Hume no hallaba nada, y llegaba a ninguna parte y, por último, tenía las manos vacías.
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David Hume |
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