Wednesday, May 23, 2012

LA BÚSQUEDA DE LA NORMA DEL GUSTO: La Odisea de David Hume




Manjuyod Sandbar, Negros Oriental, Philippines

¿Podemos tener una norma de gusto que es única/ singular y universal al mismo tiempo? Esto no sería una tarea difícil para aquellos que se adhieren a una norma de juzgar o evaluar la belleza sobre la base de criterios objetivos. Pero la pregunta más difícil es: ¿Podemos tener una norma única/ singular y universal del gusto, sin negar o discriminar la existencia de los variados o diferentes gustos válidos? Este fue el reto que David Hume trataba de responder. ¿Tuvo éxito en su esfuerzo- la unificación de estas ideas contrarias?
David Hume fue un firme defensor del empirismo y el subjetivismo. Se proponía que el sentimiento, no el pensamiento, nos informa de que un objeto es bello o feo, o que una acción presenta virtud o vicio. Para él, la belleza no está en el objeto mismo, sino en el sentimiento de quien lo percibe. Además, consideraba que el sentimiento es anterior a, y la base de cualquier expresión posterior de alabanza y admiración. Incluso afirmaba esta tesis extrema: el sentimiento es la única fuente de valores que rigen la actividad humana.


Dakak, Zamboanga del Norte, Philippines








En su ensayo, Sobre la Norma de Gusto, Hume reconocía la existencia de la “gran variedad de gustos” y también de opiniones. Para él, la belleza no es una cualidad de las cosas mismas. Decía que existe sólo en la mente que las contempla, y cada mente percibe una belleza diferente. Por eso, dijo él, buscar la belleza real o la deformidad real es una búsqueda tan infructuosa. Afirmaba que es inútil discutir sobre gustos. En el párrafo 10, enumeró las circunstancias en que seríamos capaces de juzgar la belleza con alcance universal: una perfecta serenidad mental, ciertos recuerdos y una atención apropiada al objeto. En el párrafo 27, reveló las dos fuentes de discrepancia que obstaculizaron su intención de lograr establecer una norma del gusto y reconciliar las valoraciones discordantes de los hombres: los diferentes temperamentos de los diversos hombres y los hábitos y opiniones particulares de nuestra época y de nuestro país.


Misibis Bay, Albay, Philippines
A pesar de que reconocía la existencia de diferentes gustos, sin negar su validez, Hume admitió que hay una necesidad de buscar una norma del gusto y así dijo él: “Es natural el que busquemos una norma del gusto, una regla con la cual puedan ser reconciliados los diversos sentimientos de los hombres, o al menos una decisión que conforme un sentimiento y condene a otro (párrafo/ par. 6).” Al tratar de encontrar una norma universal y única al mismo tiempo del gusto, parece que Hume contradijo su propio subjetivismo y se alejaba a un algún tipo de  realismo normativo cuando afirmaba lo siguiente: "Parece, entonces, que en medio de toda la variedad y capricho del gusto hay ciertos principios generales de aprobación o censura (pár. 12).” Y admitió también que “los principios generales del gusto son uniformes en la naturaleza humana (párentes gustos y reiteraba que todos los gustos son correctos: “Todo sentimiento es correcto, porque el sentimiento no tiene referencia a nada fuera de sí y es siempre real en tanto un hombre sea consciente de  él ( pár. 7 ).” Y en otra parte seguía con su tesis subjetivista, “Un millar de sentimientos diferentes, motivados  por el mismo objeto, serán todos ellos correctos, porque ninguno de los sentimientos representa lo que realmente hay en el objeto (pár. 7).” En ese mismo párrafo, atestaba que “cada individuo debería conformarse con sus propios sentimientos sin pretender regular los de otros.” Parece que contrapone a sí mismo porque para tener una norma de gustos, hay que regular los de otros, como él mismo dijo, confirmar  unos sentimientos y condenar a otros.
Aloguinsan, Cebu, Philippines


¿Cómo llegaba él a esa norma de gusto después de estos problemas? El empirista inglés identificaba la norma del gusto como el consenso o el veredicto conjunto de los críticos de verdad: “… el veredicto unánime de tales jueces, dondequiera  que se les encuentre, es la verdadera norma del gusto y de la belleza (pár. 22).” Hume, sin embargo, dejaba claro que no todos podrían ser críticos, porque la mayoría carece de las cualidades de juez, y afirmaba más adelante: “La mayor parte de los hombres se halla bajo una u otra de estas imperfecciones (pár. 22).”  ¿Cuáles son estas imperfecciones? Cuando un crítico no tiene delicadeza, no está auxiliado por la práctica, no ha recorrido a la comparación, se halla bajo la influencia de los prejuicios y carece de buen sentido, tal crítico está incapacitado de juzgar verdaderamente. Y dijo también en otra parte: “Muchos hombres hay que abandonados a sí mismo, no tienen más que una débil y dudosa percepción de la belleza (pár. 26).”  A continuación, identificaba las cinco cualidades esenciales que un buen crítico debe poseer: un juicio sólido, unido a un sentimiento delicado, mejorado por la práctica, perfeccionado por la comparación y libre de todo prejuicio (pár. 22). Él, sin embargo, nos recordaba que estas condiciones de lograr el buen gusto significa que sólo unos pocos serán calificados como jueces de cualquier obra de arte específica: “… aunque los principios del gusto sean universales… sin embargo son pocos los cualificados para emitir un juicio sobre una obra de arte o establecer su propio sentimiento como la norma de belleza (pár. 22).”  Con estas Hume aseguraba que la norma del gusto no es simplemente una convergencia democrática y indiscriminada de gusto. Hume quiso proteger a la belleza de cualquier vulgaridad o degradación que es propio de la mayoría de la gente, como él mismo afirma. Y admitió también que “aunque sean escasos los hombres de gusto delicado, se les distingue en la sociedad por la solidez de su entendimiento y la superioridad de sus facultades sobre el resto de la humanidad (pár. 26).  Él mismo aseguraba que esta norma del gusto, el acuerdo de excelentes artistas, no importa cuáles son los resultados, es la verdadera norma del gusto que él busca.
Britannia Islands, Surigao del Sur, Philippines
 
 

Hume se jactaba de que la búsqueda de la norma del gusto no es una ardua tarea: “Pero en realidad la dificultad de encontrar la norma de gusto, incluso en casos particulares, no es tan grande como parece (pár. 25).”  Pero hay una gran cantidad de inconsistencias en sus argumentos. Su objetivo inicial fue encontrar una regla por la cual los sentimientos contradictorios o los gustos pueden ser reconciliados(cf. par.6). En la otra parte del ensayo, sin embargo, reconoció que estas diferencias de gusto son indispensables, como todos los sentimientos/ gustos son correctos (cf. par.7).Al principio se trata de normas del gusto que puede servir como un estándar, pero más tarde se propone que las obras que ganan la aprobación universal son normas por derecho propio. Al admitir que hay grados de perfección y haciendo hincapié en la necesidad de comparación (párrafo20), Hume tiene que creer que existe una perfección ideal. Esto sería una conversión total del empirismo y el subjetivismo que defendió valientemente.
Tandang Island, Northern Samar, Philippines


Ya que a menudo se inverti
ó en sus argumentos, parece que Hume proponía dos objetivos diferentes y recomendaba dos normas opuestas. Por otra parte, el círculo vicioso en sus argumentaciones parece consistir en lo siguiente: los críticos son buenos en términos de las bellas artes, las obras de arte son buenas en términos de buenas críticas. No está claro, por lo tanto, cuál hace que uno sea bueno. Al admitir que los desacuerdos fundamentales no pueden ser eliminados: "…entonces la diversidad de opinión es inevitable, y en vano buscaremos una norma con la que conciliar los sentimientos contrarios (pár. 27),” contradice su propio propósito por qué escribió este ensayo: llegar a una norma del gusto que concilie todos los sentimientos diversos. Aparte de esto, su supuesta norma del gusto tiene la perspectiva elitista ya que se reserva esta a unos pocos que tienen la educación y la riqueza. Sólo ellos del grupo selecto, en consecuencia, podrían poseer un gusto refinado y bueno. Parece que la verdadera belleza sólo puede ser percibida por aquellas personas con un gusto refinado.
Pearl Farm, Davao del Norte, Philippines


Con todas estas inconsistencias y por contradecirse a sí mismo, parece que la búsqueda de Hume de una verdadera norma del gusto ha fracasado porque al final, Hume no tuvo esa norma de gusto difícil de alcanzar. Al hacer caso omiso del principio de no contradicción (tal vez inconscientemente), David Hume no hallaba nada, y llegaba a ninguna parte y, por último, ten
ía las manos vacías.





David Hume

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